miércoles, 20 de junio de 2007

ASTROLOGÍA...BUEN NEGOCIO

Los astrólogos y futurólogos se han
vuelto más populares que nunca, a pesar de su naturaleza tan poco científica. Que
se alimentan de una profunda necesidad de la gente por adivinar el futuro, parece
axiomático. El reciente documento sobre el New Age de los pontificios consejos
para la cultura y el diálogo interreligioso observaba: «Se ha dicho, con gran acierto,
que muchas personas en estos tiempos flota entre la certeza y la incertidumbre,
especialmente en cuestiones relacionadas con su propia identidad».
Muchos periódicos y revistas, incluso algunos que aspiran a una cierta seriedad,
publican horóscopos. Y toda una pléyade de líneas calientes de teléfono y páginas
webs ofrecen revelar, por un precio, en más detalle lo que viene a continuación.
Un reportaje del 8 de febrero del Telegraph de Londres contaba que sólo en Moscú
hay «decenas de miles» místicos que ofrecen tratamientos New Age, rituales
chamánicos y servicios de futurología. Aunque estuvieron prohibidas bajo el
comunismo, estas prácticas han florecido desde la caída del antiguo régimen.
El Telegraph citaba estadísticas del ministerio de salud rusa que demuestran que en
el 2001 había más de 300.000 magos, videntes, futurólogos, brujas y hechiceros
registrados en el país. Se estima que hoy en día el número alcanza cerca del medio
millón.
Viktor Makarov, presidente de la Liga Rusa de Profesionales Psicoterapeutas, que
está llevando a cabo un estudio oficial sobre los negocios de la magia, concluía que
la mitad de quienes la practican eran falsos y otra cuarta parte mentalmente
enfermos.
El futuro, por 4.99 dólares el minuto.
Investigaciones recientes subrayan la naturaleza fraudulenta del negocio de la
adivinación. En Estados Unidos, una investigación de la Comisión Federal de
Comercio (FTC) obligó a los operadores de la línea caliente psíquica Miss Cleo a
cancelar 500 millones de dólares en cuentas de los clientes, informó el 14 de
noviembre Associated Press. Las autoridades federales encausaron a dos empresas
de Fort Lauderdale, Florida, por la estafa a quienes llamaban por prometerles
visiones místicas sobre amor y dinero gracias a una red nacional de lectores
psíquicos.
Tras la sentencia, las empresas deben pagar una multa de 5 millones de dólares,
poner fin a la recogida de dinero de los clientes que han llamado al servicio, y
perdonar cerca de 500 millones de dólares en pagos adicionales. El servicio también
debe devolver a los clientes todos los cheques no cobrados.
Howard Beales, director de la oficina de protección al consumidor del FTC, afirmaba
que durante tres años de operaciones el servicio cargó a la gente cerca de 1.000
millones de dólares y recogió la mitad de dicha cantidad. El negocio de servicios se
redujo acusadamente en los últimos años a consecuencia de un pleito del FTC y
actualmente se ha derrumbado, afirmaba Beales.
El FTC afirmaba que el servicio psíquico prometía una lectura libre, pero los clientes
llamaban a un número gratuito del que eran dirigidos a otro número que les
cargaba 4.99 dólares por minuto. La agencia afirma que cerca de 6 millones de
personas hicieron este tipo de llamadas y se les cargó a cuenta una media de 60
dólares.
El fraude también abunda en Italia. El periódico Il Messaggero del 28 de diciembre
afirmaba que hay en el país cerca de 22.000 magos y futurólogos registrados. Ocho
millones de italianos, cerca del 15% de la población, admite haber consultado un
astrólogo al menos una vez, afirmaba el periódico. Otras estimaciones van más
allá. El entusiasmo en Italia es tal que incluso la página web del organismo de
propiedad estatal que regula la electricidad, ENEL, tiene una sección que ofrece
horóscopos, junto a un surtido de información New Age.
El último informe sobre prácticas mágicas y esotéricas en Italia, publicado por una
línea telefónica gubernamental dedicada a recibir quejas, habla de 7.500 quejas de
fraude durante el año pasado, informaba el 1 de noviembre Il Giornale. El año
pasado también hubo arrestos de algunos futurólogos acusados de fraude.
Lunáticos
No falta la evidencia sobre la falta de fiabilidad científica de las predicciones
astrológicas. Por ejemplo, la página web del Comité para la Investigación Científica
de Pretensiones de lo Paranormal tiene un artículo de James Rotton, profesor de
Psicología en la Universidad Internacional de Florida, sobre la luna y sus efectos.
Rotton analiza el libro «How the Moon Affects You» de Arnold L. Lieber. El libro
expone la teoría de que, dado que la luna causa las mareas oceánicas, y el 80% del
cuerpo humano es agua, la fuerza gravitacional de la luna también causa mareas
en el cuerpo humano.
Rotton cita un estudio del astrónomo George O. Abell, que precisaba que la fuerza
gravitacional de la luna sobre una persona era menor que el peso de un mosquito.
Dos de los colegas de Rotton, Roger Culver y Roger Ianna, han calculado que la
«influencia» de la luna era menor que la ejercida por la pared de seis pulgadas de
anchura de un edificio.
Como ejemplo de las técnicas malabares usadas en el libro, Rotton observa que la
edición revisada del mismo de 1996 informa de que ha habido «al menos 43
estudios basados en datos» desde la publicación del original de 1978. Lieber afirma
que «la revisión crítica de los hallazgos documentados revela lo siguiente: los
hallazgos positivos y negativos se hallan prácticamente divididos en igual
cantidad». De hecho, observa Rotton, la mayoría de los estudios no han logrado
sacar nada que se asemeje a un apoyo a la hipótesis lunar.
En el tema de las estrellas, la página web de la Sociedad Astronómica del Pacífico
contiene una útil página titulada «Su Kit de Defensa Astrológica», por Andrew
Fraknoi. La sociedad fue fundada en 1889 por un grupo de astrónomos y es ahora
la mayor sociedad astronómica del mundo.
Aparecen columnas astrológicas en más de 1.200 periódicos sólo en los Estados
Unidos, observa la página web de Franknoi. Las columnas te dicen que puedes
aprender algo sobre tu día leyendo las referencias de un signo del zodiaco. ¿Pero
cuáles son las probabilidades de que cientos de millones de personas a lo largo de
mundo tengan todas la misma clase de día?
Otra objeción tiene que ver con el uso de la fecha de nacimiento para hablar del
futuro de una persona. Mientras en el pasado el momento del nacimiento se
consideraba un momento crítico, hoy entendemos que el nacimiento es la
culminación de nueve meses de desarrollo constante dentro de la matriz, observa
Franknoi. ¿Cómo es que el potencial horóscopo de un bebé permanece inhibido
antes del nacimiento simplemente porque el niño está en la matriz?
Y volviéndonos a la evidencia astronómica, muchos de los que creen en astrología,
observa Franknoi, insisten en que hay que tener en cuenta la influencia de todos los
grandes cuerpos del sistema solar –incluyendo, presumiblemente, los planetas más
exteriores como Urano, Neptuno y Plutón. Pero estos planetas no fueron
descubiertos hasta 1781, 1846 y 1930, respectivamente. Si éste es el caso,
pregunta, ¿qué ocurre con los astrólogos que declaran que su arte ha estado
haciendo predicciones exactas durante siglos?
Otro escollo astronómico para los astrólogos es que los horóscopos se desarrollaron
en tiempos en que un sistema planetario que tenía como centro a la tierra era
considerado como un hecho celestial. De ahí que la importancia de Marte en un
horóscopo sea idéntica sin importar si el planeta está al mismo lado del Sol que la
Tierra o, al otro lado, siete veces más lejos. Una fuerza que no dependa de la
distancia sería un descubrimiento revolucionario para la ciencia, comenta Franknoi.
También observa que muchos astrólogos insisten que el signo solar de una persona
está estrechamente relacionado con su elección de profesión. De hecho, el
asesoramiento laboral es una importante función de la astrología moderna. Con
todo, Franknoi cita una investigación del físico John McGervey de la Universidad
Case Western Reserve, que ha contemplado biografías y fechas de nacimiento de
6.000 políticos y 17.000 científicos. El objeto era ver si los miembros de estas
profesiones se reunirían alrededor de ciertos signos, como predicen los astrólogos.
Por el contrario, MacGervey encontró que los signos de ambos grupos se distribuían
totalmente al azar.
El Catecismo de la Iglesia Católica, No. 2116, establece rotundamente: «Todas las
formas de adivinación deben rechazarse». Horóscopos, astrología y otras formas de
ver el futuro «están en contradicción con el honor y el respeto, mezclados de temor
amoroso, que debemos solamente a Dios». Además pueden afectar al bolsillo.

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martes, 19 de junio de 2007

TRASTORNO BIPOLAR

Concepto

Se llama trastorno bipolar o trastorno afectivo bipolar a un trastorno depresivo de larga evolución, en el que los episodios depresivos se ven interferidos por la aparición de otros episodios caracterizados por un estado de ánimo elevado (euforia excesiva), expansivo (hiperactividad anómala) o irritable. Las fases de exaltación, alegría desenfrenada o irritabilidad y grosería, alternan con otros episodios en que la persona está con depresiones intensas, con bajo estado de ánimo, incapacidad para disfrutar, falta de energía, ideas negativas y, en casos graves, ideas de suicidio.

El periodo de exaltación se llama “episodio maníaco”, de una palabra griega, “mania”, que significa literalmente “locura”.

El nombre de afectivo se refiere a las enfermedades de los afectos, nombre genérico que se da a los trastornos depresivos, en general, y al trastorno bipolar. Indistintamente lo nombramos como trastorno bipolar, o como trastorno afectivo bipolar.

Por lo tanto, un trastorno bipolar es una enfermedad en la que se alternan tres tipos de situaciones:

Episodios depresivos, con características parecidas a un episodio depresivo mayor. Las fases depresivas cursan con:

Sentimientos de desesperanza y pesimismo.
Estado de ánimo triste, ansioso o "vacío" en forma persistente.
Sentimientos de culpa, inutilidad y desamparo.
Pérdida de interés o placer en pasatiempos y actividades que antes se disfrutaban, incluyendo la actividad sexual.
Disminución de energía, fatiga, agotamiento, sensación de estar "en cámara lenta."
Dificultad para concentrarse, recordar y tomar decisiones.
Insomnio, despertarse más temprano o dormir más de la cuenta.
Pérdida de peso, apetito o ambos, o por el contrario comer más de la cuenta y aumento de peso.
Pensamientos de muerte o suicidio; intentos de suicidio.
Inquietud, irritabilidad.
Síntomas físicos persistentes que no responden al tratamiento médico, como dolores de cabeza, trastornos digestivos y otros dolores crónicos.


Episodios de normalidad o eutimia (de unas palabras griegas que significan: humor normal, o ánimo normal).


Episodios maníacos, con los síntomas que se exponen a continuación. Un episodio maníaco cursa con algunos de los siguientes síntomas (más de tres):

Autoestima exagerada, o sensaciones de grandeza.
Disminución de la necesidad de dormir.
Ganas de hablar, mucho más de lo que es necesario.
Sensación de pensamiento acelerado.
Gran distractibilidad, pasando de una a otra cosa con facilidad.
Aumento de la actividad (en el trabajo, en los estudios, en la sexualidad...)
Conductas alocadas, implicándose la persona en actividades más o menos placenteras, pero que suponen alto riesgo (compras excesivas, indiscreciones sexuales, inversiones económicas...)
Euforia anormal o excesiva.
Irritabilidad inusual.
Ideas de grandeza.
Aumento del deseo sexual.
Energía excesivamente incrementada.
Falta de juicio.
Comportarse en forma inapropiada en situaciones sociales.
La persona puede estar hostil y/o amenazar a los demás.
Olvido de las consideraciones éticas.

Un episodio maníaco causa una gran incapacidad en las actividades habituales de la persona que lo padece. Normalmente la persona está exaltada y “fuera de razón”, y no sigue las normas adecuadas en sus conductas laborales, sociales o de estudios. Puede tener consecuencias desagradables:

Empobrecimiento del juicio.
Hiperactividad improductiva.
Hospitalización involuntaria.
Problemas legales y/o económicos.
Conductas antiéticas (por ejemplo: disponer de dinero no propio, o apropiarse de hallazgos de otras personas).
Cambios inadecuados en cuanto a apariencia (indumentaria llamativa, maquillajes extraños, intentos de aumentar un aspecto más sugerente en lo sexual, etc.)
Actividades que demuestran actitudes desorganizadas o raras (repartir dinero, dar consejos a desconocidos con quienes se cruzan, etc.)

miércoles, 13 de junio de 2007

Hay más fumadores entre los médicos que en el resto de la población

El 32 por ciento de los médicos en la Argentina son fumadores, una proporción mayor que en el resto de la población, entre los cuales fuma un 30 por ciento, según un informe del Hospital Universitario Austral.El estudio -publicado esta semana en el último número de la revista Vida, que edita ese hospital- indicó además que entre los médicos, los especialistas que más fuman son los obstretas, los terapistas y los psiquiatras.

Respecto de los médicos fumadores, el número surge de una encuesta realizada entre 2005 y 2006 por neumonólogos que entrevistaron en forma anónima a 1.333 profesionales de la salud de 43 años de edad promedio y entre los que el 54 por ciento son mujeres.

"Lo mas crítico de este problema es que el médico que fuma está menos motivado para ayudar al paciente a dejar de fumar", sostuvo Alejandro Videla, del servicio de neumonología del Hospital Austral y coordinador del FuMAHBA (Médicos Asistenciales de Hospitales de Buenos Aires).

La encuesta se realizó en conjunto con la Asociacion Argentina de Medicina Respiratoria y la Sociedada de Tisiología y Neumonología de la provincia de Buenos Aires y los resultados se debatirán este mes en el congreso de la American Thoracic Society en San Francisco, Estados Unidos.

El 40 por ciento de los encuestados reveló que en el hospital en que trabajan "está permitido fumar" lo que significa -remarcó el estudio- que a pesar de las prohibiciones vigentes el consumo de tabaco es habitual.

"La Argentina es uno de los países de América latina donde mas se fuma en los lugares públicos donde no está permitido fumar", subrayó en ese sentido Videla y en relación con políticas que se palican desde el Ministerio de Salud nacional.

Por otra parte, los médicos encuestados reconocieron que fumar es adictivo y que provoca daño a la salud, pero solo el 6 por ciento demostró conocer recursos para ayudar a los pacientes a abandonar tan nocivo hábito.

Entre las medidas que aconsejan tomar para evitar el tabaquismo entre los profesionales de la salud es una prohibición absoluta para los estudiantes dentro de la facultad, un fuerte entrenamiento en el tema, la formación de líderes de opinión entre los mismos médicos.

Dr Alejandro Videla (La Capital 13-05-07)

CON BUEN HUMOR



Por Jaime Nubiola
Profesor de Filosofía
Universidad de Navarra
En La Gaceta de los Negocios (Madrid)
26 de diciembre de 2006

Nuestros líderes políticos ... no saben reírse un poco más de sí mismos, de sus patinazos y errores. Me parece que se toman demasiado en serio y eso les dificulta el pensar y el conectar con la gente y, por supuesto, el entenderse entre ellos.

La crispación de la clase política de nuestro país se nos está contagiando a la gente de a pie. Son varios los que me han contado que en las pasadas fiestas de Navidad la tensión por la situación política ha afectado hondamente a la tradicional alegría de la celebración familiar: hermanos peleados entre sí, familias enteras discutiendo agriamente sobre si el gobierno debía proseguir o no el diálogo con ETA después del atentado, y conflictos semejantes. Es muy comprensible la preocupación por el destino de la cosa pública, pero parece del todo insano que la paz del hogar se vea trastornada en su intimidad por los acontecimientos políticos.


Esos tristes desencuentros -igual que las discusiones motivadas por otras cuestiones, como las del trabajo, o la economía y organización del hogar- son una invitación a aprender a vivir con buen humor. Hay que aprender a desdramatizar las situaciones en vez de echar más leña al fuego, incrementando la crispación de unos y de otros. No se trata de negar la realidad, sino de poner cada cosa en su sitio. En vez de hundir todo lo que pasa en un mismo pozo negro de desolación hemos de intentar ver el lado positivo, la botella medio llena, incluso el lado cómico de muchas de las cosas cotidianas. Un buen amigo mío, ya cercano a los ochenta, tiene siempre un chiste, de ordinario breve e inteligente, en la punta de la lengua. Cuando me lo encuentro y le pregunto qué tal, me responde que bien con una leve sonrisa; le pregunto después si tiene algún chiste nuevo y no me falla nunca. A veces no es nuevo el chiste, pero su empeño por alegrarme la vida ya me salva el día que quizás había amanecido un tanto gris.


Me parece que sobre todo hay que aprender a reírse de uno mismo, de los propios fracasos, de la vanidad herida, del contraste entre las brillantes aspiraciones y los pobres resultados. Cuando estoy enfadado me ayuda a veces mirarme al espejo hasta esbozar una sonrisa forzada que procuro entonces mantener con todos, pues a base de sonreír se recupera pronto el buen humor. En contraste, una colega de la Universidad me contaba que cuando está enfadada no se atreve a mirarse al espejo por la cara de perro que se le pone, ya que al parecer el maquillaje no es efectivo para ocultar los enfados. Parafraseando a William James, puede afirmarse que no sonreímos porque estemos alegres, sino que más bien nos convertimos en personas alegres cuando nos empeñamos en sonreír.


Hay unos pocos ciudadanos pegados a la televisión, a la radio y a los periódicos siguiendo día a día la batalla política partidista y, si nos descuidamos, pueden amargarnos a todos la vida. A mí me alegra comprobar que una buena parte de la gente, sobre todo los más jóvenes, ha decidido que ese conflicto no es el suyo. Piensan que los políticos y los medios de comunicación están intoxicando la convivencia democrática con unos agrios debates cuyas efectivas consecuencias para los ciudadanos no llegan a advertirse con claridad. Más aún, no logran comprender por qué los responsables de la política nacional no estudian seriamente y a fondo los problemas hasta llegar a ponerse de acuerdo, tal como hacen los científicos en sus campos profesionales.


Quizás algunos piensen que vivir con buen humor es el colmo de la irresponsabilidad teniendo en cuenta la delicada coyuntura política por la que atraviesa nuestro país. Pero a quienes piensen así les diría que atravesamos esa comprometida situación porque nuestros líderes políticos no saben reírse de las cosas divertidas que trae la vida y, sobre todo, no saben reírse un poco más de sí mismos, de sus patinazos y errores. Me parece que se toman demasiado en serio y eso les dificulta el pensar y el conectar con la gente y, por supuesto, el entenderse entre ellos.


¡Cuántas veces se ha repetido aquella frase genial de Chesterton de que “lo divertido no es lo contrario de lo serio, sino de lo aburrido”! La crispación política es tercamente aburrida, torpe, desesperante, desilusionante. Por eso, el antídoto inteligente contra la crispación es siempre el buen humor.


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RELACIONADOS:

Artículos de JAIME NUBIOLA

¿La sonrisa?, André Frossard

El encuentro con la sonrisa, Miguel-Angel Martí García



Arvo Net, 26/01/2007

miércoles, 6 de junio de 2007

LA CULTURA DE LA MUERTE



John Finnis, el filósofo del derecho condena el aborto.

John Finnis es una persona difícil de encuadrar. Reconocido académico anglosajón y abogado de prestigio internacional en el campo de la filosofía del derecho, su perfil es sumamente bajo. Cuesta creer que el pensamiento de este intelectual, que hace punta en una de las más prestigiosas universidades del mundo, provenga de un hombre tímido, de hablar lento y pausado. Más difícil todavía es pretender encasillarlo ideológicamente, pues no se ajusta a esquemas preconcebidos. Se manifiesta absolutamente en contra del aborto y de la eutanasia, dice que jamás justificaría la tortura ni la desaparición forzada de personas y se declara enemigo acérrimo de la bomba atómica y, en general, de la carrera armamentista nuclear.

"Las consecuencias del individualismo, del egocentrismo, llevan a una cultura de muerte. Esto se está viviendo hoy en Europa. Pocos jóvenes quieren soportar el peso de engendrar y criar hijos, y por eso la tasa de natalidad es negativa. Si no hay muchos matrimonios que estén dispuestos a tener, por lo menos, tres hijos, los europeos van a desaparecer y, por consiguiente, la Unión Europea habrá consumado su fracaso", sostiene.

Ese es John Finnis, quien estuvo en Buenos Aires recientemente, invitado por las facultades de Derecho de la Universidad Católica Argentina (UCA) y de la Universidad Austral, para exponer su teoría moral y debatir sobre cómo debe legislarse en materia de aborto y eutanasia.

Agnóstico converso al catolicismo en su juventud, este australiano de 67 años, padre de seis hijos y abuelo de ocho nietos, es desde hace casi medio siglo profesor de Filosofía Moral, Política y Jurídica en la Universidad de Oxford, y también da clase en los Estados Unidos, en la Universidad de Notre Dame.

-¿Está justificado el aborto cuando se sabe que el feto nacerá con malformaciones severas o en el caso de que la madre haya quedado embarazada como consecuencia de una violación?

-No. Las teorías que justifican el aborto en estos casos son un engaño. Hacen la distinción entre un niño antes de nacer y después de haber nacido, pero también reconocen que cualquier chico sano puede, una vez nacido, enfermarse gravemente y tener un mal pronóstico de vida. Yo les pregunto a quienes justifican el aborto en estos casos: ¿creen que se puede matar a esos chicos que nacieron bien, pero que sufrieron una enfermedad o accidente grave? El caso de la mujer violada que quedó embarazada es terrible, y no cabe duda de que ella sufrió una gran injusticia. Pero, de todas maneras, esta injusticia no se soluciona con otro acto injusto, como es matar al feto que lleva en su seno.

-¿Se justificaría matar intencionalmente a un anciano que sufre y que ya no quiere vivir más?

-No. Quienes proponen la eutanasia suelen afirmar que sólo la justifican en casos de extremo dolor y muerte inminente, pero después también la avalan cuando el dolor es agudo y la muerte no es tan certera, y más tarde también cuando hay bastante sufrimiento. Nunca hay un principio claro y determinante.

-Con todas las facilidades que dan la riqueza y la tecnología, al hombre occidental igualmente se lo ve insatisfecho. ¿Dónde se encuentra el secreto de una vida feliz?

-El término "felicidad"no me parece el más apropiado. Prefiero hablar de plenitud o realización, pero no en términos individuales, sino en los de aquella plenitud que se experimenta al vivir en comunidad con entrega y generosidad. Buscar la felicidad personal, el disfrute individual, sin tener en cuenta un nosotros es engañoso y su fruto es la desdicha, la tristeza.

-Desde Occidente se ve como una necesidad exportar al resto del mundo este modelo de sociedad materialista, relativista, sin prejuicios morales. La pérdida de valores religiosos ¿es una condición necesaria del progreso?

-Las consecuencias del individualismo, del egocentrismo, llevan a una cultura de muerte. Esto se está viviendo hoy en Europa. La gente quiere autonomía, no quiere ataduras, busca su satisfacción personal ante todo. Lo que ocurre es que pocos jóvenes hoy quieren soportar el peso de engendrar y criar hijos, y por eso la tasa de natalidad es negativa. Si no hay muchos matrimonios que estén dispuestos a tener por lo menos tres hijos, los europeos van a desaparecer y, por consiguiente, la Unión Europea habrá consumado su fracaso. Esta imagen actual de la civilización occidental que se difunde por el mundo probará muy pronto que es capciosa y estéril. Dentro de un siglo, el islam quizá se convierta en la fuerza dominante en Europa, ya que los inmigrantes musulmanes están dispuestos a tener los hijos que los europeos no quieren.

-Usted, que es un católico practicante y fue asesor de Academias Pontificias, ¿no cree que la Iglesia debería actualizar sus enseñanzas en temas de moral sexual? ¿No lo piden los mismos católicos?

-No entiendo por qué la gente espera tanta actualización de contenidos en material de moral cristiana ni entiendo por qué se ataca tanto a Benedicto XVI, calificándolo de rígido y ultraconservador. En los últimos 50 años la Iglesia se involucró en un profundo proceso de reflexión sobre su doctrina moral y adaptó los elementos que se podían y se debían adaptar. Pero este discernimiento teológico y filosófico reafirmó las verdades tradicionales de la Iglesia en temas de moral. Que son las de siempre. No se debe esperar un cambio sustancial en este campo.

-Su postura en estos temas ¿no le hace perder fieles a la Iglesia? ¿Por qué cree que se la persigue?

-Porque la verdad que propone molesta al hombre posmoderno, que no quiere estar sujeto a un orden, a un Dios superior; quiere vivir autónomamente. Es de esperar que se ataque a esta institución, porque lo que dice incomoda y plantea exigencias en el diario vivir. Creo que los cristianos debemos asumir que la indiferencia y la crítica son cruces con las que vale la pena cargar.

-Ser católico hoy es aceptar ser minoría en un mundo cada vez más laicista. ¿Lo vive como un desafío?

-Siempre fue y sigue siendo revolucionario querer vivir en la verdad. Creo que todas las formas de vida que son plenamente humanas y profundamente espirituales son un desafío para el hombre.

-¿Cómo vive usted ser católico en una universidad laica como Oxford? ¿Alguna vez corrió el riesgo de perder su fe por llegar a conclusiones científicas contrarias a sus convicciones religiosas?

-No. Ciencia y fe son totalmente compatibles. Sí, soy una voz minoritaria en mi universidad, pero para mí es un estímulo, porque en el ambiente académico en el que me desempeño existe respeto por las opiniones diferentes. Hay pluralismo y diálogo. Los católicos no deberían tener miedo a trabajar en ambientes agnósticos o seculares. Deberían celebrar la oportunidad de investigar en una universidad de primera categoría, exigente y desafiante en lo científico, y estar dispuestos a interactuar con profesores cuyas ideas sean radicalmente opuestas a las propias. Si existe una atmósfera de intercambio genuino, el diálogo incluso puede fortalecer la fe y las convicciones personales. Lo que colabora para mantener viva la fe es la oración y la vida sacramental. Si eso está, el intelectual no tiene nada que temer.

Por Agustina Lanusse
Para LA NACION

martes, 5 de junio de 2007

USAR EL CELULAR MANEJANDO

Conducta decididamente antisocial. Un 18,5 % de los conductores habla por teléfono mientras maneja su vehículo.

Nuestro medio realizó una observación en la calle. Los resultados revelaron que se hace necesario implementar una campaña de concientización a nuestros vecinos, ¡urgente ¡…

No tendrá el rigor que debe caracterizar a un muestreo con pretensiones de constituirse en una referencia científica, pero el estudio vale como información de que a buena parte de los argentinos no les importa los riesgos que implica conducir un automóvil distraído con una conversación telefónica.

Una conversación que no requiere la misma atención que la que puede mantenerse con el acompañante que va en el vehículo. Está demostrado, y se haría extenso describir ahora las diferencias, que una charla telefónica implica una mayor concentración que una celebrada de manera personal.

Por lo pronto, y con las dimensiones de los teléfonos celulares, se hace necesario andar buscando con precisión que el auricular quede frente a nuestro oído. Después está el esfuerzo por captar con claridad lo que nos dicen, en un sistema telefónico cada vez menos audible. Esto sucede aún con las manos libres, habrá que imaginar cuanto más riesgoso es conducir con una sola mano.

Gracias a colaboradores espontáneos, preocupados también por la conducta de los conductores que puede observarse a simple vista en la calle, ENFOQUES POSITIVOS pudo obtener que hay casi un veinte por ciento de ellos que hablan por su teléfono celular mientras guían un vehículo. 18,5 %, es la cifra promedio, tomada de muestreos en distintos lugares de la Capital Federal y del Gran Buenos Aires, especialmente en la zona Norte, en horarios diferentes.

Otro dato es que la transgresión es más visible en vehículos costosos, y que la tarea se vio dificultada por la enorme cantidad de automotores de ese segmento, que poseen cristales oscurecidos, los que impiden visualizar su interior.

Esta imposibilidad de ver el interior de los automóviles, está claramente penada en el distrito de la Capital Federal, y ambiguamente considerada en la provincia. De cualquier modo en la Capital los policías casi no molestan a nadie por esa razón. Se trata de una materia discutible, a la hora de considerar la seguridad.

El mismo argumento que podría presentarse ante la no detención en un semáforo ubicado en lugar peligroso.

En fin, el tema merece un desarrollo amplio, exclusivo, pero volviendo a lo de los teléfonos celulares, no hay excusa para su utilización mientras se conduce. Y es evidente, -absolutamente indiscutible-, que la gente se distrae con su uso …

fuente: www.enfoquespositivos.com.ar

sábado, 2 de junio de 2007

EL VALOR DE LA PALABRA

Lluís Foix
La Libreta (en La Vanguardia digital)
04/04/2007

Hace veinticinco siglos, Confucio mantuvo largas conversaciones con sus discípulos chinos hablando del valor de las palabras. Cuando alguien le preguntó qué haría si llegara a gobernar el gran país asiático respondió que escribiría una enciclopedia en la que cada palabra tuviera su significado.

Es el principio básico de toda civilización. Claudio Magris pone en boca del protagonista de su última novela, "A Ciegas", que "sin palabras y sin fe en las palabras no se puede vivir; perder esa fe quiere decir ceder, abandonarlo todo".

Cambiar el sentido de las palabras equivale a una gran catástrofe que puede conducir a horribles tragedias. Lo comprobamos en el siglo pasado cuando la democracia, la libertad y la justicia fueron conceptos que deformaron la realidad.

Shakespeare, que ponía palabras a las pasiones, las traiciones, las grandezas y las vilezas de los humanos, era algo más que el más grande de los dramaturgos. Era un filósofo que todavía hoy nos envía lecciones sobre el comportamiento de las personas.

Cambiar el sentido de las palabras, como dijo Montaigne y más tarde Lewis Carroll, es el primer paso para deformar la realidad. Es una trampa que puede acarrear graves daños para millones de ciudadanos que nos podemos sentir arrastrados por el cambio inadvertido del lenguaje.

"Nosaltres, ben mirat, no som més que paraules", escribía el poeta Miquel Martí i Pol. Las palabras no se las lleva el viento. Pueden circular de un espacio cultural a otro, pero no pueden perder su significado porque corren el riesgo de causar grandes desgracias.

Cuánta violencia se ha perpetrado en nombre de la paz, del bien, de la patria, del orden, de las leyes, del terrorismo. El filósofo Tsvetan Todorov, por ejemplo, desarrolla un interesante discurso sobre cuánto mal se ha cometido en la historia en nombre del bien.

Un niño muerto por una bomba arrojada por un ejército de un país democrático para liberar a una sociedad oprimida por un tirano, sigue siendo una víctima inocente. Que Arnaldo Otegi nos hable de libertad y de democracia es insoportable. Tan insoportable como escuchar a Bush, Blair y compañía cuando pretendían democratizar Oriente Medio a golpe de misiles y bajo el grito "conmoción y pavor" de Donald Rumsfeld.

Copio el fragmento de un diálogo entre Antoine Spire y George Steiner, titulado "La barbarie de la ignorancia", en la que cuenta que en la época de Breznev "había una joven rusa en una universidad, especialista en literatura románica inglesa. La metieron en un calabozo, sin luz, sin papel ni lápiz, a causa de una delación idiota y completamente falsa, ni falta hace aclararlo. Conocía de memoria el Don Juan de Byron con sus más de treinta mil versos. En la oscuridad lo tradujo mentalmente en rimas rusas. Salió de la prisión habiendo perdido la vista, dictó la traducción a una amiga y esa es ahora la gran traducción rusa de Byron. Ante ello, me digo varias cosas. En primer lugar, que la mente humana es totalmente indestructible. En segundo lugar, que la poesía puede salvar al hombre hasta en lo imposible".

Si perdiéramos el sentido y el valor de la palabra volveríamos a la barbarie.



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RELACIONADOS:


Se buscan poetas, Paco Sánchez
http://www.arvo.net/documento.asp?doc=01030503d

Elogio de la palabra, Joan Maragall:
http://www.arvo.net/documento.asp?doc=122738d



Arvo Net, 20/04/2007