jueves, 27 de septiembre de 2007

El hombre light

por Enrique Rojas
20 ediciones. Más de 175.000 ejemplares vendidos.
Una vida sin valores.
En los últimos años ha surgido un nuevo tipo humano en la sociedad occidental del bienestar: el hombre light. Se trata de un ser hedonista y materialista cuya única meta en la vida consiste en alcanzar el éxito; un ser al que sólo le interesa el dinero y el consumo. En definitiva, un hombre infeliz e inseguro, vulnerable e indiferente por saturación, que ha hecho de la permisividad su nuevo código ético y que va desde la toletancia ilimitada a la revolución sin finalidad.
El doctor Enrique Rojas, con el rigor que siempre le ha caracterizado, nos descubre en este apasionante libro las claves psicológicas del hombre light y nos ayuda a conocer cúales son las vías de salida para superar el gran vacío existencial que produce la falta de valores e ideales. Algunos filósofos han dicho que es un libro light sobre el hombre light, pero este libro pretende ayudar a la gente común, y lo consigue, y no es un tratado de antropología.

viernes, 21 de septiembre de 2007

Los orígenes remotos del género humano. Hominoideos del Mioceno

por Carlos A. Marmelada.
carlosalbertomarmelada@yahoo.es

1.- Introducción.

Desde el punto de vista de la clasificación de los seres vivos el orden de los primates se divide en tres subórdenes (Prosimii, Tarsioidea y Anthropoidea). A su vez, el suborden de los antropoides se divide en tres superfamilias (Ceboidea, compuesta por los monos del Nuevo Mundo; Cercopithecoidea, formada por los monos del Viejo Mundo) y Hominoidea, superfamilia que, por su parte, se divide en tres familias (Hylobatidae, a la que pertenecen los gibones; Pongidae, en la que se incluyen los gorilas y los chimpancés; y Hominidae). La familia homínida está formada por numerosos géneros, entre los que se cuenta el género humano; el cual, a su vez, está compuesto por numerosas especies, de las que hoy sólo pervive la nuestra: Homo sapiens1.

Así pues, desde la perspectiva de la evolución biológica de los organismos, los humanos descendemos de alguna forma de homínido prehumano (se supone que de alguna especie de australopiteco grácil o quizás de alguna especie aún no conocida); la cual, a su vez, evolucionó a partir de alguna especie de hominoideo del Mioceno Tardío o Superior. Así, pues, si queremos saber algo acerca de nuestros orígenes biológicos deberíamos remontarnos hasta los hominoideos miocénicos para averiguar qué espécimen inició las transformaciones morfológicas y conductuales que, con el transcurso de varios millones de años, permitirían la aparición del género humano.

2.- Los primeros hominoideos.

Durante un tiempo se supuso que los hominoideos tenían su origen filético en las postrimerías del Oligoceno (hace entre 32 y 26 millones de años, a partir de ahora: Ma.). Concretamente, se consideraba a Aegyptopithecus (aproximadamente: entre 32 y 30 Ma.) como el simio oligocénico que podría haber sido el precursor de los hominoideos miocénicos. La similitud de la dentición de Aegyptopithecus con la de los representantes del género Procónsul avalaba esta hipótesis. Sin embargo, el hecho de que todos los restos de Aegyptopithecus que han sido hallados hasta la fecha pertenezcan a un único yacimiento, situado en la localidad egipcia de Fayum 2 , hace que surjan muchas dudas sobre la supuesta ascendencia de este espécimen respecto a los hominoideos miocénicos. En efecto, esta singularidad obliga a extremar la prudencia, pues resulta muy arriesgado sacar conclusiones generales a partir de un fenómeno único. ¿Cómo considerar las características de Aegyptopithecus representativas de la evolución de los primates de esta época, cuando se trata de una muestra única? De hecho no se puede descartar la hipótesis de que Aegyptopithecus no fuese otra cosa más que la adaptación local de un determinado género de primates oligocénicos. Por otra parte, aunque su dentición es más antigua que la de Procónsul y pese a guardar similitud con la de este espécimen, no es un dato que resulte determinante para poder considerarlo un ancestro suyo.

En cualquier caso Aegyptopithecus zeuxis era un primate que podía pesar unos 6 Kg. Se han hallado varios cráneos, así como diversos huesos del esqueleto postcraneal correspondientes a partes de los brazos, de los pies y de la cola. Su dentición sugiere que su dieta debió ser frugívora (basada en el consumo de frutas). No sabemos con certeza si se desplazaba a cuatro patas por las ramas o si se colgaba de ellas para trasladarse de un lugar a otro balanceándose (braquiación), tal como hacen los orangutanes o los siamang. Al parecer los machos eran más grandes que las hembras; lo que sugiere que su biología social podía implicar que vivieran en una estructura de harén formada por un grupos de hembras controladas por un macho dominante o macho alfa; de ser esto así, los machos deberían de competir entre ellos para dominar un harén, de ahí que la selección natural favoreciera un mayor tamaño tanto corporal como de los caninos para los machos respecto a las hembras, fenómeno conocido como: dimorfismo sexual. Evidentemente, esta interpretación se basa en la suposición de que Aegyptopithecus zeuxis tenía una biología social similar a la de los gorilas actuales 3, algo de lo que no se tiene la absoluta certeza.

Sin embargo, hoy en día no se suele aceptar que Aegyptopithecus sea el antecesor oligocénico de la superfamilia hominoidea. De hecho, incluso se duda que los hominoideos tengan su origen en alguna especie de primate del Oligoceno. Como el género más antiguo de hominoideo conocido, Procónsul, remonta sus orígenes al Mioceno Inferior, actualmente se tiende a situar allí el origen de esta superfamilia.

El Mioceno 4 es la época dorada de los hominoideos, a lo largo de este periodo surgirán y alcanzarán su fluorit, su esplendor como grupo evolutivo. Por el momento los hominoideos más antiguos que se conocen son los pertenecientes al género Proconsul. Concretamente e xisten cinco especies de este género: P. africanus, P. nyanzae, P. heseloni, P. rangwapithecus gordoni y P. major.

El tamaño de los miembros de este género podía oscilar entre los 35 y los 10 Kg. Su modo de locomoción era el desplazamiento cuadrúpedo por encima de las ramas. Al parecer el entorno ecológico de Proconsul era el propio del bosque tropical, aunque incluiría algunas áreas de sabana abierta. Los yacimientos que han aportado restos de Proconsul son: Songhor, Rusinga, Fort Ternan y Napak (los tres primeros están en Kenia y el cuarto en Uganda).

Desde el punto de vista de las relaciones evolutivas desconocemos quienes fueron los precursores de Proconsul. Aunque existen varias especies de proconsúlidos, no se puede establecer ninguna derivación filogenética segura a partir de ellas. Por lo que se refiere a su descendencia, a finales de los ochenta se le consideraba “el último de los antepasados comunes a los grandes simios y el hombre” 5.

Otro hominoideo del Mioceno Inferior es Morotopithecus bishopi (encontrado en los yacimientos de Moroto I y II, en Uganda) teniendo una antigüedad de al menos 20 Ma. Desde un punto de vista filogenético o bien fueron los antecesores de todos los simios o al menos de los simios superiores anteriores a la separación del orangután del grupo de los gorilas, chimpancés y homínidos.

Explicar cómo se produjo la radiación de los hominoideos del Mioceno por el Viejo Continente a partir de África, es algo que resulta extremadamente difícil. Las mismas dificultades se encuentran a la hora de intentar explicar cómo se produjo la transición de los simios africanos del Mioceno Inferior a la variedad de formas europeas y asiáticas que se pueden observar en el periodo correspondiente al Mioceno Medio.

3.- Hominoideos del Mioceno Medio.

Las dificultades antes mencionadas se pueden observar, por ejemplo, a la hora de concretar la pluralidad de formas hominoideas propias del Mioceno Medio (hace entre 16 y 10 Ma.) Sus relaciones de parentesco son tan difíciles de establecer que los problemas a la hora de interpretar los fósiles de este periodo han obligado a rescribir en diversas ocasiones su historia evolutiva. Así, según algunos autores, los fósiles hallados en Fort Ternan (Kenia) pertenecerían a Kenyapithecus wickeri, mientras que los ejemplares de los yacimientos de Ombo, Majiwa, Nayakadi, islas Moboko y Kaloma (Uganda y Kenia) son englobados en el género Equatorius. Para otros, en cambio, estos últimos ejemplares se encuadrarían dentro del género Kenyapithecus africanus ; mientras que un tercer grupo los incluirían dentro de la familia Afropithecinae. Como puede apreciarse, los criterios de clasificación aún distan mucho de alcanzar la unanimidad.

El hecho evidente es que en el Mioceno Medio se produce una radiación de hominoideos desde África hacia el continente eurasiático 6 que desembocará en la aparición de nuevas formas de hominoideos en el Mioceno Tardío o Superior. Por lo que hace referencia a las posibles relaciones filogenéticas entre los hominoideos del Mioceno Inferior, Medio y Superior, hay autores que reconocen que: “Las dificultades para entender cómo los simios del Mioceno Inferior –al estilo de Proconsul - dieron paso a la mayor variedad de formas europeas y asiáticas del Mioceno Medio y a la gran diversidad del Mioceno Superior, han supuesto desde hace muchos años un verdadero desafío a los primatólogos” 7. Establecer esas relaciones filogenéticas con un elevado grado de certeza es algo que todavía no se ha logrado.

En el Mioceno Inferior encontramos algunos géneros de hominoideos que están relativamente bien documentados. Uno de esos géneros es el Oreopithecus. Sus restos se han encontrado en las localidades italianas de Baccinello y Monte Bambolini. Los oreopitecos son difíciles de clasificar, ya que algunos rasgos de la dentición han recibido interpretaciones diversas, acercándolos en unos casos a los cercopitecoides y en otros a los antecesores de los homínidos.

Uno de los últimos especímenes en incorporarse ha sido Pierolapithecus catalaunicus. Se trata de un hominoideo de 13 Ma. encontrado en el yacimiento de Can Mata en la localidad barcelonesa de Hostalets de Pierola. Sus características le convierten en un espécimen de sumo interés, al igual que el yacimiento, en el que ya se han hecho nuevos hallazgos de hominoideos pertenecientes a nuevos géneros aún por determinar.

4.- Hominoideos del Mioceno Superior.

En Catalunya se han encontrado varios yacimientos (Can Llobateres, Viladecavalls, Can Vila y Can Ponsic, en las comarcas del Vallés y el Penedés; y en el Pirineo catalán el yacimiento de El Firal) de un hominoideo característico del Mioceno Tardío, el célebre Driopithecus. Los citados yacimientos han aportado numerosos fósiles de este género. El descubrimiento de una serie de restos postcraneales de 9,5 Ma. hallados en Can Llobateres y atribuidos a un mismo individuo, popularmente conocido como “Jordi” (antropónimo típico de Catalunya), han permitido concluir que los driopitecos eran seres predominantemente arbóreos, y usaban la braquiación como medio de locomoción.

Los Sivapithecus, son otro género de hominoideo que alcanzó su auge en el Mioceno Tardío. Sus restos proceden en su mayoría de la cordillera de Siwalkis en Pakistán. Tienen una antigüedad que oscila entre los 12,5 y los 7 ma. Al igual que sucede con los otros hominoideos, las dudas que envuelven a éste género son muchas, ya que: “los caracteres faciales sugieren un determinado parentesco, mientras que los caracteres postcraneales sugieren otro” 8.

Ouranopithecus es un hominoideo hallado en los yacimientos macedonios de Ravin de la Pluie y Xirochori, en el norte de Grecia 9. Su torus supraorbital (una notable protuberancia ósea a la altura de la ceja, cuya supuesta función es proteger los ojos) y la dentición recuerdan a la de los australopitecos robustos o parántropos pliocénicos; lo que ha llevado a algunos autores a considerarlo como el mejor candidato a antecesor de los homínidos.

El descubrimiento reciente de un ejemplar de Ankarapithecus meteai ha rehabilitado a este género de hominoideos turcos que veía como sus restos eran englobados dentro del género Sivapithecus.

Otros géneros de hominoideos menos conocidos son: Lufengpithecus lufengensis. Su interpretación filogenética es incierta ya que su relación con las demás familias de hominoideos está aún por determinar. Otavipithecus es un género descrito a partir de un fragmento de mandíbula encontrado en una pequeña mina de oro de Namibia, lo que significa que se trata del hominoideo conocido más austral. Gigantopithecus es un hominoideo de origen chino. Sus restos al ser muy escasos hacen que su taxonomía y su sentido evolutivo resulten muy inciertos.

5.- El problema de la filogenia de los hominoideos.

¿fDe dónde proceden los hominoideos? ¿Cuál es la relación filogenética que existe entre las numerosas especies de homínidos? ¿Qué especie de hominoideo miocénico dio lugar a la familia homínida, en la que está biológicamente incluido el hombre? Estas preguntas fundamentales todavía siguen pendientes de solución.

Aunque hoy en día se cree que cronológicamente el origen de los hominoideos debe estar en el Mioceno Inferior, no existe unanimidad a la hora de determinar cuál fue su origen geográfico. La opinión más extendida es la que afirma que dicho origen debe encontrase en África, ya que fue allí donde se hallaron los hominoideos más antiguos 10. Sin embargo existen voces discrepantes que sostienen que dicho origen debe estar en Asia 11.

Tras este breve repaso sobre algunos de los hominoideos miocénicos más conocidos coincidimos con Robert Boyd y Joan B. Silk cuando concluyen que: “la historia evolutiva de los simios del Mioceno es poco conocida. Había muchas especies diferentes, y las relaciones filogenéticas entre ellas siguen siendo un misterio. No tenemos candidatos claros para los antepasados de ningún simio moderno, excepto para los orangutanes, quienes comparten varios rasgos derivados en el cráneo con Sivapithecus del Mioceno Medio. No podemos establecer vínculos claros entre gorilas o chimpancés y ningún simio del Mioceno. Una vez más, esto no es demasiado sorprendente, dada la escasez del registro fósil. Podemos estar casi seguros de que los primeros homínidos evolucionaron de algún tipo de simio miocénico, pero no tenemos ni idea de cuál era” 12. David Begun afirma al respecto que: “Todavía nos queda mucho por conocer. Numerosos primates fósiles sólo están representados por mandíbulas y dientes; tenemos poca o ninguna información sobre su postura habitual y forma de locomoción, su tamaño cerebral y corporal. No se han encontrado todavía restos fósiles de los antepasados de los antropomorfos africanos. Y existe un gran vacío geográfico y cronológico en el registro fósil entre los representantes de los primeros miembros del linaje homínido africano en Europa (Dryopithecus y Ouranopithecus) y los primeros homínidos fósiles africanos” 13.

Francisco Ayala y Camilo José Cela Conde también reconocen las dificultades con las que se encuentran los investigadores a la hora de estudiar los hominoideos miocénicos, ya que: “los restos que se conservan de los hominoideos del Mioceno son demasiado fragmentarios y escasos como para poder sacar conclusiones definitivas acerca de cuál fue ese linaje ancestral y qué relaciones filogenéticas tienen los especímenes del periodo con los simios y humanos de ahora (...) La filogénesis y, en consecuencia, la taxonomía de los hominoideos es una de las cuestiones más controvertidas en la paleontología de los primates. Cómo clasificar a los seres humanos, a sus antecesores y a sus parientes más próximos resulta todavía (...) una cuestión controvertida. Cada descubrimiento de una forma fósil anteriormente ignorada suele resolver algunas de las dudas previas, pero al precio de plantear otras nuevas que, a menudo, producen la sensación de que el panorama de nuestros orígenes es algo muy confuso sobre lo que se carece de conocimientos fiables” 14. En cuanto a la determinación de qué hominoideo fue el supuesto ancestro de la familia homínida, estos mismos autores advierten que: “al hablar de la evolución de los hominoideos durante el Mioceno (...) no es fácil establecer conexiones evolutivas que se remonten a esa época. Hay que reconocer que no tenemos evidencia cierta alguna acerca de las relaciones filogenéticas existentes entre los hominoideos del Mioceno y tanto los grandes simios como los homínidos actuales” 15.

Afortunadamente, el registro fósil es cada vez más rico, pues se incrementa año tras año. Pero, de momento, seguimos sin saber cuál fue el hominoideo miocénico que dio lugar a la familia homínida.

Notas

(1) Actualmente se puede dividir la especie Homo sapiens en dos subespecies: H. s. idaltu y H. s. sapiens, esta última sería a la que pertenece toda la humanidad actualmente existente.

(2) De ahí que se le denomine “mono de Egipto” o Aegyptopithecus, a este primate oligocénico. Fayum es hoy en día una zona desértica, pero durante una buena parte del Oligoceno fue un bosque pantanoso que albergaba una gran biodiversidad.

(3) El proceder metodológico que pretende conocer el comportamiento de especies extinguidas suponiendo que debía ser análogo al de especies que existen hoy en día se conoce técnicamente como “actualismo”.

(4) Época geológica que va desde casi 24 Ma. Hasta 5,3 Ma. Se divide en tres periodos: Mioceno Inferior o Temprano (casi 24–16 Ma.), Mioceno Medio (16-10 Ma.), y Mioceno Superior o Tardío (10-5.3 Ma.).

(5) David Pilbeam: La evolución de los hominoideos y el registro fósil; en VV.AA.: Antes de Lucy. El agujero negro de la evolución humana; Ed. Tusquets, Barcelona, 2000, p. 33.

(6) Hay que reconocer que todavía nos “resulta difícil descubrir cómo tuvo lugar en detalle el proceso de salida de África y la relación que existe entre los ejemplares europeos y asiáticos con sus ancestros africanos” (F. Ayala y C. J. Cela Conde: Senderos de la evolución humana; Alianza Editorial, Madrid, 2001, p. 93).

(7) F. Ayala y C. J. Cela Conde: Op. cit., p. 93.

(8) D. Pilbeam: La evolución de los hominoideos y el registro fósil: el caso de Sivapithecus; en VV.AA.: Antes de Lucy. El agujero negro de la evolución humana; Ed. Tusquets, Barcelona, 2000, p. 35

(9) Cf. L. De Bonis y G.D. Koufos: The face and the mandible of Ouranopithecus macedoniensis: the description of new specimens and comparisons ; J. Hum. Evol., 24, 469-491; 1993. Cf. También L de Bonis et alt: New hominid skull material from the late Miocen of Macedonia in northern Greece ; Nature, 345, pp. 712-714. Y L. De Bonis et alt.: Prèmiere decouvert d’un primate hominoïde dans le Miocène Supérieur de Macédonie (Grece) ; C.R. Acad. Sci. Paris: D 278, 3063-3066.

(10) Ayala y Cela Conde hace el siguiente razonamiento sobre esta cuestión: “Los primeros hominoideos conocidos, del género Proconsul, pertenecen a los yacimientos de Uganda y Kenia con edad de unos 22 millones de años, es decir, del Mioceno Inferior. Los primeros hominoideos de fuera de África de los que se tiene noticia cuentan con unos 13 Ma. Cabe suponer, pues, que los hominoideos surgieron en África y en una época no posterior años”. Op. cit., pp. 87-88.

(11) A este respecto David Begun opina que: “cada vez hay más pruebas que indican que, aunque África fue el lugar de aparición de los primeros hominoideos, el clado de los grandes antropomorfos y de los humanos se originó en Eurasia. A tenor del registro fósil los grandes antropomorfos actuales y los humanos descenderían de dos líneas evolutivas eurasiáticas: una, asiática, representada por Sivapithecus (probable antepasado del orangután), la otra, europea, por Dryopithecus (el antepasado más probable de los antropomorfos africanos y de los humanos)”. David R. Begun: Primates del Mioceno : Investigación y Ciencia; n 325, octubre 2003, p. 64.

(12) Robert Boyd & Joan B. Silk: Cómo evolucionaron los humanos ; Ed. Ariel, Barcelona, 2001, p. 286.

(13) David R. Begun: op. cit., p. 72.

(14) F. Ayala y C. J. De Cela Conde: op. cit., pp. 85-86.

(15) Ibidem; pp. 169-170.

miércoles, 19 de septiembre de 2007

POBREZA Y MICROCRÉDITO

Ideas para combatir la pobreza
Firmado por Josemaría Carabante
Fecha: 6 Julio 2005

Desde la fundación por Mohammad Yunus en 1976 del Grameen Bank en Bangladesh, el microcrédito ha demostrado ser una institución eficaz en la lucha contra la pobreza. Esto bastaría para explicar el interés mostrado por la ONU, que ha declarado 2005 Año Internacional del Microcrédito, y el rápido aumento de beneficiarios. La Cumbre Mundial del Microcrédito (2004) estimaba que con esta fórmula se ha logrado sacar de la pobreza a 274 millones de personas.
En el empeño por erradicar la pobreza extrema, el microcrédito puede resultar clave, según el Programa de la ONU para el Desarrollo, que promueve el Año Internacional. Se ha comprobado, por ejemplo, que la microfinanciación mejora el acceso a la enseñanza: en Bangladesh, el 81% de los hijos de familias con préstamos acude a la escuela, frente al 51% de familias no beneficiarias. Los participantes del programa FINCA (El Salvador) aumentaron sus ingresos semanales en un 145%. En Indonesia, un estudio realizado por el Rakyat Bank, que gestiona programas de microfinanciación en la isla de Lombok, cifraba la mejora de ingresos de sus clientes en un 112%. También en la promoción de la mujer el microcrédito ha resultado eficaz: el 82,2% de los prestatarios son mujeres.

De Bangladesh al mundo
La idea de Yunus se ha ido extendiendo por buena parte del mundo (ver Aceprensa 111/99). Está más implantada en Asia, pero a partir de los años noventa comenzó a difundirse en Latinoamérica. Ahora se intenta fomentar en África, cuyos índices de pobreza son alarmantes. Precisamente la proclamación del Año Internacional del Microcrédito pretende darle publicidad. En este sentido, la ONU ha previsto promover series televisivas en las que los espectadores se acerquen a las experiencias de la microfinanciación.

Aunque las cosas han cambiado en los últimos años, las organizaciones internacionales no apoyan bastante los sistemas de microcrédito. Yunus ha criticado en repetidas ocasiones que se dedique tanto dinero a ayudas canalizadas a través de los gobiernos –con las pérdidas que causan la burocracia y la corrupción– y tan poco a la financiación directa de los ciudadanos. El Banco Mundial sólo destina el 1% de sus ayudas al microcrédito; el Banco Europeo de Inversión, el 0,1%.

Este Año del Microcrédito puede ser una oportunidad para fomentar las alianzas entre gobiernos, organizaciones internacionales y sector privado, con el fin de extender la fórmula a otros lugares del mundo y facilitar su implantación. La ONU quiere, además, mejorar los productos ofrecidos e idear nuevas formas que complementen a las ya existentes. Porque la microfinanciación, como revolución económica, parece imparable. Ya se habla de "microempresas", en referencia a negocios pequeños con menos de cinco trabajadores; se ha puesto en marcha el "microseguro" y las cuentas de "microahorro". Otra iniciativa destacable son los estudios del economista peruano Hernando de Soto, que ha propuesto otorgar las parcelas en propiedad a los chabolistas de las grandes ciudades latinoamericanas, con el fin de que puedan presentarlas como aval para obtener créditos.

Pero es de capital importancia la ayuda pública. El gobierno tailandés inició en 2002 el programa "Thailand’s Village Development Fund". Con él se pretende remediar la situación de las zonas rurales del país, muy empobrecidas por la falta de productividad del campo y por la excesiva dependencia de los productos extranjeros. Cerca de 75.000 pueblos recibirán una media de 23.700 dólares para financiar a sus habitantes. Algunos entienden que se trata de una medida más populista que eficaz y otros han criticado la forma de gestionar el dinero, pero lo cierto es que, gracias al programa, algunos habitantes han comenzado nuevos negocios.

Faltan datos
Los últimos datos definitivos disponibles sobre el microcrédito son de 2003. Se cifran en 2.931 las instituciones de microfinanzas, con un total de 80,8 millones de beneficiarios. Ahora bien, hay que tomar estos números con reservas porque la Cumbre del Microcrédito los recopiló preguntando a las instituciones locales, pero no realizó ninguna verificación. Además, no se consigue determinar quién es el prestatario ni se consignan las condiciones del crédito.

Es importante, sin embargo, contar con una fuente fiable de datos a escala internacional para ponderar la eficacia del microcrédito, así como para ofrecer orientación a inversores. La ONU pretende poner en marcha este año el Proyecto de Datos sobre Microcrédito, en el que intervendrán especialistas del Banco Mundial y el FMI, con el fin de elaborar estadísticas y ofrecer un estudio lo más exacto posible de la situación de los sistemas de microcrédito. El primer informe se publicará a finales de año.

En el capítulo de las innovaciones, Yunus ha vuelto a representar la vanguardia. Su última idea ha sido la concesión de créditos de 9 dólares a mendigos, lo que puede ser un remedio para las bolsas de pobreza de los países en desarrollo. La microfinanciación también se ha utilizado como un modo de reactivar la economía de estos países, como es el caso de las antiguas repúblicas soviéticas o de aquellos que se enfrentan a un período de posguerra.

Pero también los países desarrollados han iniciado algunas experiencias. Por ejemplo, en España, el Instituto de Crédito Oficial ha puesto en marcha un programa de microcrédito destinado preferentemente a mujeres e inmigrantes.

Josemaría Carabante. Ver también las propuestas de Jeffrey Sachs y de C.K. Prahalad.

LA VEJEZ

Autor: Enrique Gil Calvo

El profesor de Sociología de la Universidad Complutense Enrique Gil Calvo está convencido de que se prepara una revolución cultural en los próximos años que afectará de lleno a la sociedad española: la revolución de la vejez, el "poder gris" que asumirá el protagonismo de su propia historia y acabará con la "dictadura" institucional y médica características de nuestro tiempo.

Hasta ahora, esta revolución no ha sido posible porque los siete millones de jubilados existentes proceden de generaciones anteriores a la guerra civil, están divididos, tienen un escaso nivel de estudios y se han habituado a la pasividad cuando no al ostracismo al que los condenan la sociedad so pretexto de protegerlos. Los que van a tener la sartén por el mango en un futuro ya cercano son los actuales "babyboomers", esa generación nacida en los años del desarrollismo económico, la prodigiosa década de los sesenta. Esta generación sólidamente preparada estará dispuesta a dar la batalla para romper con la obligatoriedad de la jubilación a los 65 años. Gil Calvo les promete casi el paraíso terrenal por el mero hecho de que serán sujetos de su propia vejez, en vez de quedar reducidos a sujetos pasivos de los actos de los demás, sean justos o injustos… Pasarán a ser, por lo tanto, el factor dominante de la sociedad, porque habrá menos jóvenes y porque transformarán las instituciones a su servicio.

Esta revolución inminente la describe Gil Calvo de manera reiterativa y con citas abundantes de numerosos especialistas mundiales en temas relacionados con la ancianidad. En este sentido, su ensayo sobre el "poder gris" es una aportación sociológica de indudable interés político.

Por supuesto, el propio autor se considera uno de esos "babyboomers", a los que perfila como pacifistas, escépticos y provocadores. En plena coherencia con el agnosticismo del que hace gala, Gil Calvo está convencido de que una de las conquistas de los futuros jubilados será la de ser libres para acabar con sus vidas como les plazca. De esta manera, el libro, que prometía ser un ensayo ecuánime sobre la evolución de las generaciones, se convierte en uno de sus capítulos en una apología del suicidio y la eutanasia. Al mismo tiempo, descarta la posibilidad siquiera de trascendencia, como si no fuera un elemento distintivo de muchos maduros y ancianos de hoy.

Gil Calvo considera la vejez en sí misma como un fracaso de la vida y, por lo tanto, como la antesala de la muerte que tanto miedo causa. Una muerte, claro está, sin esperanza, porque la vejez, a su modo de ver, no tiene ya posibilidad alguna de esperar nada, salvo la muerte. Por supuesto, Gil Calvo no recuerda o no ha leído a Jean Guitton que definía al hombre como un ser que siempre está a la espera. ¿No hay esperanza para el viejo aparte de saberse libre de programar a su antojo la propia muerte como si fuese dueño de su vida?

Como la lectura de este libro ha coincidido con la visita a Madrid de Juan Pablo II, no he dejado de preguntarme sobre la relación existente entre el panorama descrito por Gil Calvo y ese entusiasmo suscitado por el anciano Papa en la juventud que lo aclamaba como "joven". Un joven de 83 años que todavía hace proyectos de nuevos viajes apostólicos… Pero, en fin, cada cual ofrece lo que tiene, y Gil Calvo tiene poca esperanza en la posibilidad de otra vida.

www.aceprensa.com

lunes, 10 de septiembre de 2007

Vocación para enseñar

Es triste descubrir, con frecuencia, que hay muchos profesores y profesoras que toman su trabajo como una pesada carga, como una condena social, como un martirio continuado y sin fin. Más triste aún es ver como, de a poco pero eficazmente, se apagan en los alumnos que escuchan los deseos de aprender y de desarrollar sus capacidades. Simplemente, al escuchar al resignado maestro despotricar contra todo y todos, se va apagando su ilusión de hacer algo bueno y mejor en su vida.

Y aquí vale recordar el famoso refrán que dice que «vale más un ejemplo que mil palabras». Para ser maestro o maestra, para enseñar, hace falta vocación. No cualquiera puede ser un buen educador sólo con ponerse al frente de un público y hablar continuadamente sin interrupción. No todo aquel que da tareas es buen maestro ni quien dicta apasionadamente ni quien evalúa a los educandos con una cierta frecuencia. Nada de eso sirve si no está enamorado de su profesión.

Si bien es cierto que en muchos países y en muchas partes del mundo la labor del profesor no está bien retribuida económicamente, de ninguna manera se puede constituir en una excusa para hacer mal el trabajo. El que enseña y no ama su vocación, la hace con desgano, y esta actitud la transmite inexorablemente a sus alumnos. Es una grave responsabilidad, pues muchas veces son los mismos profesores quienes, con su comportamiento, apagan la efímera llama de las nacientes vocaciones de quienes escuchan.

El nacimiento de la vocación en los alumnos viene siempre precedida por el nacimiento de unos gustos que deben ser cultivados y alentados. Cuando en el camino de la vida, se llega a las puertas de la juventud y el problema de la vocación profesional debe ser resuelto, serán determinantes los ejemplos que el joven encuentre para alimentar o enterrar definitivamente esas ganas de estudiar algo determinado.

El maestro que va por obligación transmite esa rutina a sus alumnos. Los contagia y los llena de pesimismo. ¡Cuánta diferencia existe entre aquellos que transmiten y enseñan con pasión y ganas y aquellos otros que van arrastrándose por la vida como pobres seres infelices! Enseñar es ciertamente apasionante, y más aún, cuando el maestro logra hacer germinar en el discípulo las ansias de saber y de ser culto. Hacen falta ejemplos de educadores que compartan su saber y no lo guarden para si por motivos de estúpidos celos profesionales.

Ejemplos de maestros que enseñan a cuentagotas y sólo lo necesario para que sus alumnos no los superen intelectual y profesionalmente, hay de sobra. Son los avaros y los mezquinos, los que se niegan a compartir su saber. Pero por suerte, y gracias a Dios, existen tantos otros apasionados por lo que enseñan, que disfrutan dando cátedra y embellecen la excelente labor profesional que ejercen día a día.

Qué mayor crecimiento personal que hacer partícipe al otro de nuestros conocimientos, siempre y cuando sirvan como lección duradera y no como vidriera de vanidades, por supuesto. Hacen falta aquellos verdaderos maestros de vocación, que se desviven por el alumno bien dispuesto, presto a atender y escuchar. Hacen falta aquellos capaces de hacer florecer verdaderas vocaciones, ejercidas por gusto y placer, y no emparentadas con el ansia desenfrenada de acumular billetes y reputación.

Mariano Martín Castagneto

conoZe.com